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AMARGO ADIÓS

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En algunas ocasiones se parte de un lugar y solo continúa el camino trazado. En otros simplemente se improvisa la ruta. Al partir nunca piensas en lo que dejas atrás. Crees volver pronto a los afectos, a las metas, rutinas, mezclando sentimientos y proyectos. Al arrancar el camino no se ve el cemento, solo se ve lo vivido. Y un día encuentras a esa persona especial para jurarle amor eterno sin importar dejarlo todo para comenzar de cero. Recuerda ahora el día a día con quien recorrió de su mano la orilla del mar, despertaron amaneceres y caminaron atardeceres, cenas con copas de vino, rabiar, enojos, risas, miradas y lunas nuevas. Hasta que el día amargo llegó y se terminó para siempre lo ellos llamaban amor. Llego el momento de la partida con lágrimas en los ojos, con el abrazo tan eterno como momentáneo los cuerpos se fundieron, ya no hay vuelta atrás y se aleja en un día de otoño sus dedos se separaban anunciando un amargo adiós.

APAGARON SU VOZ UN 17 DE FEBRERO DE 1.999

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Vio a Jaime Hurtado González, por primera vez, cuando era niño y no se olvida de aquel día que caminaba por una calle de veredas angostas, lo observó tan sencillo, tan humilde, tan solidario, luciendo una sonrisa que alentaba a creer que otro mundo es posible. No olvida el día en que lo mataron las balas criminales de la burguesía. No olvida lo mucho que lo lloro. No olvida el día anterior de su asesinato, que pidió la palabra en el Congreso Nacional del Ecuador, "quiero hablar hoy y no mañana, señorita Presidenta" (se refería a Tina Tacury, presidenta encargada). No puede olvidar su muerte, se le puso la piel de gallina y las lágrimas rodaron por sus mejillas como gotas de lluvia sin parar. No puede olvidar al escuchar “por fin mataron al negro comunista” y no puedo comprender tanto odio. Ese día camino por las calles con el alma desolada. En la sede política encontró con sus pares, lloraron, se abrazaron sin ser conocidos, les hermanaba el mismo sentimiento. Al rato pa

REENCUENTRO

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         Imagen de la primera obra presentada en           el Teatro de la Casa de Cultura del Cañar,          de regreso a la nueva normalidad.          Foto: (J.P)           El teatro los asientos vacíos se comienzan a poblar. El lugar toma vida nuevamente y algunas personas se reconocen y se saludan. Hace mucho tiempo que no se ven a causa de pandemia. Las luces del teatro se apagan, se escuchan palabras de bienvenida y agradecimiento. El público espera con emoción el inicio de la obra. Todo queda en silencio y solo una luz apunta al centro del escenario. Las miradas atentas, los lentes de las cámaras fotográficas listas para tomar su mejor cuadro, uno que otro teléfono móvil espera captar una imagen. La función empieza y el telón se abre. Se escuchan los pasos en las tablas, suena la música, la voz del actor se oye en la historia de un hombre que regresa a su pueblo después de haber terminado la universidad. Llegaba victorioso ante su familia y amigos con las letras de su especia

CASUALIDAD

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Tomó asiento para oír sus versos que luego compartieron toda la noche. El frío, la oscuridad y esa flor les acompañaron como testigos del acontecimiento. El amanecer llegó anunciando el fin del encuentro soñado de la adolescencia. Sus ojos soltaron lágrimas, sus manos entrelazadas se negaban a separarse queriendo que la noche nunca terminara. Pero la realidad denunciaba que el amor no podía ser. Un beso y un abrazo sello la despedida de dos seres esperando que la casualidad de la vida los vuelva a encontrar.  

LA CANCHITA

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Un desconocido transita las calles del barrio, observa, se sienta en la vereda. Mientras ve pasar gente de forma apresurada en su mundo individual, a pesar de vivir en una sociedad colectiva, los autos pasan a gran velocidad. Mientras todo esto transcurre, él sonríe. Se levanta, camina hacia la tienda, pide un bolo con pan y se vuelve a sentar en la vereda con su nueva compañía. Las personas lo quedan viendo, se asoman por las ventanas y murmuran entre sí. Empiezan a hablar de la persona extraña sentada en la vereda, y sin comprender por qué, él sonríe al preguntarse por qué hizo esa compra común, pero extraña a la vez. Un bolo con pan que de niño compartía con sus amigas y amigos del barrio, cuando se juntaban en la vereda a platicar cómo les fue el día en la escuela, lo difícil o fácil que resultó ser la tarea, que vieron en la televisión, que escucharon en la radio y que revistas habían leído (casi todos habían leído Condorito, una revista popular de la época, que cuando el vecino

ESPERANZA

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Las gotas de lluvia caen sobre el techo lentamente hasta que, de pronto, fuertes vientos golpean las ventanas y el retumbar de los truenos hace estremecer el cuerpo. Cisne se asusta por el ruido, se esconde bajo la cama, llora sin parar. Alguien se acerca y trata de calmarla; la acaricia le dice que todo va a estar bien, la abraza. Una lluvia tranquila se volvió una tormenta incesante que ya lleva media hora y pareciera que fuera una eternidad. Desde la ventana se observan las calles llenas de agua, algunas personas corren para llegar a su destino, mientras otras esperan bajo un techo que pase lo peor. Los árboles se mueven de un lado a otro, pareciendo que saldrán volando de tan fuerte que es el viento. Los automovilistas hacen sonar sus bocinas, presurosos por seguir, aunque algunos autos empiezan a quedar varados en la mitad de la calle. De pronto todo queda a oscuras. Solo se ven unas luces intermitentes en la cuadra tal como si fuera una película de terror. Los rayos invaden la ca

Beso

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Hace meses que llega a su casa, cocinan, van de compras, caminan agarrados de mano por el parque, ven películas, pasan las noches juntos. Un día despertó, le dio un beso y con su voz cálida -le dice- "seamos amantes porque tengo pareja desde ayer".